lunes, 8 de septiembre de 2014
Katabasis
Te vi ahí sentado en silencio sobre un piso liso y me acerqué un poco, pero estabas vacante y callado. Me pregunto por qué acepté bajar hasta acá. Te invité a caminar un trecho juntos, pero te quedaste en tu lugar y era, realmente, como si no me hubieras escuchado. Te llamé por tu nombre, varias veces, para ver si mirabas y al menos me acompañabas ese tramo, pero no contestaste ninguna de las veces. Miré alrededor y estaba sola y me volví a preguntar cómo acepté que me trajeran hasta acá. Pero por lo menos estabas ahí, eso es cierto. En silencio, pero estabas. No me atreví a acercarme más, ni a tocarte, porque se dicen tantas cosas de este lugar que no me atreví. Y al final vos tampoco te fuiste. Yo sí me fui.
Y no quise darme vuelta, a ver si todavía me seguías.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)