miércoles, 27 de abril de 2016

El viento al hocico del Trickster

Olfatea la ventana abierta con golpes rápidos y secos
abre las fosas como trincheras.

Vuela aire del descampado, polvo de tiestos crudos,
ráfagas de humo de pipa, cigarrillo armado;
autos, colectivos, ambulancias, camiones por Huergo
con carga de vacas y novillitos al matadero.

Moscas del basurero (y de un camión de basura
que sube por el empedrado);
trae el color del sol que es el cielo;
la siesta lenta del sábado de vacaciones.

El trickster baja el hocico, se para en dos patas.
Con las manos en el cinto recorre Buenos Aires
por una marcha de protestantes veraniegos.
Les llena los ojos de la playa deseada,

de viento que arrastra en su hocico
generaciones, coyote chacal, antiguas o salvajes.