viernes, 16 de octubre de 2015

Las ciudades y el olvido 1

En cuanto cruzó la esquina y vio el cartel verde que decía Avenida 9 de Juglio, sintió que descargaba un peso de los hombros: se irguió un poco más, levantó un poco más la cabeza. Para cuando llegó a la Avenida de Maryo, fue como si se sacara una inmensa mochila casi por completo. Como si se quedara sin pasado, pensó. Aunque recordaba perfectamente su pasado. Cuando era chico, cuando fue a la escuela, su familia, que se yo, se acordaba de todo, y sin embargo la sensación era la de perder de un solo movimiento todo el peso de un pasado cansino, culposo, angustiante, peleador, malevo, violento. Av. Belgano, Av. Irreverencia, Juan Domingo Faustino Caballo.
-Las calles de siempre, las que camino siempre- consideró, sin darse cuenta de alguna que otra diferencia. Tranquilo, un cuerpo vacío de símbolos, un cuerpo leve. Un ojos sin cansancio ni historia.
Empezar de nuevo, todo.

miércoles, 7 de octubre de 2015

lumenes

Lúmenes blancos, amarillos, rojos
verdes, violetas, celestes.
En algún o ningún lado,
sos corpúsculo o fluido
viajando a velocidades ordinarias a la luz.
Al mirar para atrás, vas persiguiéndote en estampas mudas.
¿Hay cuerpos y hay caras?
¿O cada irradiación humana
pasa a rozar un planeta y habitarlo,
le da forma a una luna de Plutón?

En éxodo silencioso busco imágenes precisas
que iniciaron un trayecto hace años.
Voy detrás. Siempre atrás.
No logro ver qué proyectan.
Calculo escenas sin sonido
que veré desatarse a la galaxia.
Así como es la imaginación de la memoria.

miércoles, 12 de agosto de 2015

Corta la rienda

Teniendo siempre la rienda bien corta
Para que no se encabrite el caballo,
la yegua de la noche que amenaza
despierta a los bordes de la cama.

Tengo miedo.

Ruego, nada más, no se desboque
Mientras llega la noche a la casa
(la rutina de día simula tenerla a raya.)
Tengo miedo y no sé si el miedo
es locura o la desata.

YE, yeguas de la noche
Quédense a los bordes
de la cama y el sueño.
Ya no hay calma.
La casa está deshabitada.

NO, no te desboques
yegua
de la noche,
NO
me lleves
a un lugar desconocido
No te encabrites, NO
no me dejes
lejos de la calle.
Tirada

miércoles, 24 de junio de 2015

lleva el mar

te lleva el mar
que esconde un desierto
seco y húmedo
al mismo tiempo
como llorar
te primavera y verano
otoño e invierno
te lleva el mar
que es como un desierto
tan inmenso entonces
que te pierdo
te encuentro
te encuentro
te piedro
te roca, te sal
te viento
te lleva el mar
tan lento tan lento

jueves, 18 de junio de 2015

Gato amarillo

Cada vez que miré hacia atrás, no importa cuánto tiempo atrás, me pareció, siempre, darme cuenta que mis formas de actuar o de reaccionar fueron de alguna forma, en alguna medida, enloquecidas. Aún cuando pensé estar en paz o me sentía superado- más allá del bien y del mal, como dicen- o cuando me sentía tranquilo o al contrario, obsesionado con algo, que se yo, lo que fuera, todos, todos, absolutamente todos, fueron comportamientos obsesivos: desvaríos varios, creencias psicóticas, neurosis nerviosas, todas juntas. Tal vez alguien se daba cuenta de que actuaba como un loco, como alguien que no es siempre sí mismo si no muchas veces muchos... muchos locos. Yo no, yo no me daba cuenta, y te aseguro que en todo caso, tampoco tantos se dieron cuenta sino... sino las cosas en mi vida hubiesen sido muy distintas, te lo aseguro. A la larga se me hizo evidente que toda manera de actuar y toda forma de ser y toda decisión que se toma surge de algún arranque de locura o, si querés, de un desvío de la personalidad, de la exageración y del empecinamiento. ¿Desvío de qué? No sé, porque tampoco he llegado a encontrar una vía recta, directamente me parece que no hay una vía. Nos las hemos pasado discutiendo sobre lo que es social o natural o cultural, ¡qué inocencia!, escondíamos el afán último de que una vía recta hubiese con la que comparar.-Se enderezó de golpe.
-Me acuerdo que alguna vez fui feliz.-Y volvió a desarmarse.-Pero no me acuerdo mucho. No me acuerdo cómo se sentía. No hay grado cero de ser persona. No hay cómo ser persona, ni siquiera siendo.

El gato amarillo lo miró desde el otro lado del patio guiñando un ojo, tal vez por la brisa que corría. Se recostó sobre el respaldo de la silla porque a medida que hablaba se había ido inclinando hacia el gato.-Tal vez esto.-pensó. El aire se levantó suave pero calmaba el calor de la tarde. Alzó la pera para que le diera en el cuello y guiñó primero un ojo y después el otro hasta que los dos quedaron cerrados. De golpe vino un viento y se llevó todo el verano.

martes, 9 de junio de 2015

Esperanza

Es de algún tiempo que te espero

Es cierto que espero en contra de la física,
en contra de la anatomía y del tiempo,
de la Biblia, de la evolución, en contra de la Historia
que es una y lineal y de la Naturaleza
que es cíclica, dicen, pero no devuelve;
en contra de los primitivos totémicos
y de la transmigración de las almas;
en contra de los Epicúreos y de los Estoicos.

Es mi primera vez sobre este mundo y todo aquello yo
no lo he experimentado y es cierto
que espero encontrarte en algún lado.

Es de tanto tiempo que te espero.

lunes, 11 de mayo de 2015

Zonda





Siempre has temido que aquel zonda
Arrastre el fantasma a su paso
inútil e impalpable del pasado.

Llevándose lo mejor de la tierra,
de mi casa un ladrillo se ha llevado.
Quisiste correr y te ha alcanzado.

Yo del zonda temí siempre la sombra
Que cubre, amatista y rosa cuarzo,
Los funerales blancos sobre el llano.

¿Qué deja el viejo viento suspendido?
¿Arcilla en dientes? ¿Llaga en manos?
En pulmones, aire cálido olvido.

martes, 3 de marzo de 2015

Si de algo sirviera quemar los libros

Si de algo sirviera quemar los libros
Empezaría por el papiro de mis ojos
El pliegue de tus labios
El rictus de los míos
El cuero que nos une
Y el papel con el que envolví todos los cigarrillos que te fumé

Si quemar los libros sirviera como acto
De liberación
Para vos de mí
Pero
Sobre todo
Para mí de vos
Hubiese hecho polvos la biblioteca hace tiempo
Aunque en los meandros del cerebro indeleble
Me dejases la esquina doblada de una hoja

lunes, 16 de febrero de 2015

gris colores

Y ahora me estoy hundiendo en el gris, y ya no me acuerdo como era ver los colores- y está todo bien, mientras no me acuerde, mientras no me acuerde que me los olvidé, está todo tan bien.