jueves, 18 de junio de 2015

Gato amarillo

Cada vez que miré hacia atrás, no importa cuánto tiempo atrás, me pareció, siempre, darme cuenta que mis formas de actuar o de reaccionar fueron de alguna forma, en alguna medida, enloquecidas. Aún cuando pensé estar en paz o me sentía superado- más allá del bien y del mal, como dicen- o cuando me sentía tranquilo o al contrario, obsesionado con algo, que se yo, lo que fuera, todos, todos, absolutamente todos, fueron comportamientos obsesivos: desvaríos varios, creencias psicóticas, neurosis nerviosas, todas juntas. Tal vez alguien se daba cuenta de que actuaba como un loco, como alguien que no es siempre sí mismo si no muchas veces muchos... muchos locos. Yo no, yo no me daba cuenta, y te aseguro que en todo caso, tampoco tantos se dieron cuenta sino... sino las cosas en mi vida hubiesen sido muy distintas, te lo aseguro. A la larga se me hizo evidente que toda manera de actuar y toda forma de ser y toda decisión que se toma surge de algún arranque de locura o, si querés, de un desvío de la personalidad, de la exageración y del empecinamiento. ¿Desvío de qué? No sé, porque tampoco he llegado a encontrar una vía recta, directamente me parece que no hay una vía. Nos las hemos pasado discutiendo sobre lo que es social o natural o cultural, ¡qué inocencia!, escondíamos el afán último de que una vía recta hubiese con la que comparar.-Se enderezó de golpe.
-Me acuerdo que alguna vez fui feliz.-Y volvió a desarmarse.-Pero no me acuerdo mucho. No me acuerdo cómo se sentía. No hay grado cero de ser persona. No hay cómo ser persona, ni siquiera siendo.

El gato amarillo lo miró desde el otro lado del patio guiñando un ojo, tal vez por la brisa que corría. Se recostó sobre el respaldo de la silla porque a medida que hablaba se había ido inclinando hacia el gato.-Tal vez esto.-pensó. El aire se levantó suave pero calmaba el calor de la tarde. Alzó la pera para que le diera en el cuello y guiñó primero un ojo y después el otro hasta que los dos quedaron cerrados. De golpe vino un viento y se llevó todo el verano.

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