viernes, 28 de septiembre de 2012
Me dan pena los chicos
Desde muy chicos, cuando los llevan a cumpleaños en lugares extraños, barrios lejanos, a casas de patios de baldosas distintas a las de su casa, a abuelos y tíos ajenos, y dudosos. Cuando los abandonan, no al aburrimiento, sino a esa infinita tristeza que son los siete, los ocho, los nueves años. Me dan pena, porque cuando se hace de noche, y los padres tienen miedo a la muerte, se quedan solos con lo inexplicable, y tienen miedos sobrenaturales, y desarrollan la superficialidad por hacer algo. Me dan pena las nenas que gritan por la calle, año tras año, y los chicos que se juntan en grupitos y siempre hacen algo viejo. Y bailan siempre la misma música, con los mismos pasos, y son distintos del mismo modo. Me da pena a los que descubre el capítulo siete de Rayuela como si fuesen los primeros. Me apenan las ideas firmes, el amor de verdad y la moda. Se eterniza, porque no hay como pararlos, siguen y siguen llegando. Me dan pena los chicos que llegan a grandes.
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