Nosotros, los otros, hemos optado por el celibato, o tal vez no ha sido una opción
Renegamos de la pareja, del noviazgazgo, no tanto por su continuo e inevitable fracaso, como por lo aburridamente parecido de todos sus fracasos.
Viviremos solos en paz, con los otros y con nosotros, porque amamos más al mundo que a nosotros mismos.
Viviremos y moriremos solos, y nos van a encontrar muertos en la pose de nuestros más primales vicios, porque ninguna institución familiar nos obligó a enderezarnos.
Somos la anti-sociedad, pero no la anti-comunidad. Respetamos a la gente que se ama, pero ya no podemos cerrar los ojos a lo que vimos.
No creemos en obligar por lazos matrimoniales a alguien a compartir nuestra cama cuando ya no seamos deseables, a ellos, a nadie. Porque, obviamente, no creemos en la fidelidad.
Como no creemos en la existencia del verdadero amor. Ni creemos en la compañía.
No creemos en nada.
Más bien creemos en la nada.
Creemos que morimos un poco cuando mueren nuestros padres (única compañía plausible) porque creemos en la inexistencia de las personas, de la intersubjetividad, en la tremenda Soledad a la que estamos condenados desde el nacer.
Creemos en la mujer puta y el hombre puto (sexo, única higiene del mundo), en su inacabable angustia.
Nosotros los célibes, desilusionados del mundo, los más rabiosos idealistas, al fin y al cabo, nos abandonaremos otra vez a la esperanza, soportando el aburrimiento, y sobre todo el miedo, lo mejor posible.
lunes, 7 de junio de 2010
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me gusta,
ResponderEliminartanto yo que se como cualquiera que no sabe, creo que podemos entender lo mismo. igual no creo que alguien escriba fuera de su vida.
no se... se nota lo que sentis, lo entiendo.
Comparto lo de idealista rabiosa pero con otra mm... envergadura? (que palabra que siempre me resulto poderosa), otros ideales en definitiva, a los cuales me aferro absurdamente y los cuales al fin y al cabo terminan igual, soportando el aburrimiento y el miedo lo mejor posible, entragandose a la esperanza, porque no vamos a tirarnos abajo del tren y hay que seguir viviendo, de algo. Higienizandose.
ResponderEliminarhasta que la decrepitud nos separe.
ResponderEliminarhay que seguir viviendo...con esa frase empezó todo
ResponderEliminarsi, la decadencia empieza a los veintialgos. la soledad siempre quiere apoderarnos de nosotros pero hay que mandarla a freir churros. somos demasiado buenos para que la soledad venga a jodernos.
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